El segundo de los temas tratados durante el primer día del congreso "Ética de la Comunicación, comunicación ética", hace referencia a la Ética de la comunicación desde la perspectiva de los Derechos Humanos”, temática desarrollada por el sacerdote jesuita, Gabriel Jaime Pérez, Vicerrector de la Universidad Javeriana en la ciudad de Cali, Colombia.
Sostiene el padre Pérez, que antes de cualquier consideración teórica sobre el tema ético y de Derechos Humanos, se deben tener algunas consideraciones acerca de la dignidad de la persona, pues “la Ética apunta al reconocimiento y la realización de los derechos individuales, sociales, culturales y ecológicos inherentes a la dignidad de todo ser humano”.
En tal sentido, continúa el P. Pérez, una reflexión inicial sobre la dignidad de la persona debería tener en cuenta por lo menos los siguientes aspectos:
1. Es un atributo esencial de su naturaleza como sujeto de derechos. En clave de fe cristiana: como “hijo (a) de dios”
2. La dignidad de la persona está dada, no es algo que se pueda o no tener, que se adquiere o en lo cual se progresa.
3. La dignidad de la persona humana no se reduce a los derechos individuales; implica y exige el reconocimiento de derechos sociales, políticos y culturales.
4. Ha venido cobrando cada vez más importancia la toma de conciencia de un llamado bioético al respeto por la naturaleza con sus implicaciones ecológicas.
5. Los derechos humanos no son producto de sus declaraciones. Es el progresivo reconocimiento de la dignidad humana lo que ha dado lugar a sus formulaciones.
6. El reconocimiento de la dignidad de las personas y las culturas implica el reconocimiento de la pluralidad y una exigencia de la tolerancia.
7. El reconocimiento de la dignidad de la persona, del que se desprenden todos sus derechos, no es exclusivo de ninguna normatividad jurídica, política o religiosa. Es una instancia de lo que se denomina la “ética civil” o “ciudadana” que es igual a decir ética universal.
Es a partir de esta reflexión, dijo el P. Gabriel Jaime que se puede entonces hablar de una relación entre ética y comunicación y que además implica la pregunta por la realización de tres categorías axiológicas básicas: “La veracidad, entendida no sólo como correspondencia entre lo que se expresa y la realidad “objetiva”, sino también como coherencia entre lo que se piensa, lo que se siente, lo que se dice y lo que se hace, y como correlación entre verdad y sentido. Su polo negativo es la mentira: el ocultamiento intencionado tanto total como parcial de la verdad.
"La libertad, entendida como capacidad personal de autodeterminación o autonomía situada y por lo mismo relativa con respecto a la existencia de otros sujetos que también son personas, como también a los condicionamientos de la realidad sociocultural, que en términos comunicacionales corresponde a la posibilidad real y Efectiva de la libre expresión, sin coacciones externas.
Y "La justicia, que comprende la realización cabal de los derechos humanos de todas las personas -incluidos el derecho a la búsqueda de la verdad y al ejercicio de la libertad-, y que equivale a la participación real y equitativa de todos los sujetos en el acceso a los bienes materiales y culturales”. Finalmente, el P. Gabriel Jaime Pérez dijo que “preguntarse por los aspectos éticos de la comunicación social implica, entre otras exigencias, la de plantear el tema de las identidades culturales”.
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